lunes, 11 de julio de 2016

EL JARÍN DE LAS HERPÉRIDES

Hérase que se Hera el huerto que de ella era, donde las manzanas doradas la inmortalidad daban. A las herpérides la tarea de la arboleda cuidar se les encomendó, pero también ellas de ello comiendo se las pilló. Por ello ella, que era Hera desde hace eras, un dragón de cien cabezas en el jardín plantó, como custodio añadido, al que llamó Ladillón.
Así que Herculón para uno de sus famosos “trabajos” allí recaló, y las manzanas de dicho jardín robó. Pilláronle las herpérides y un jari se montó: besáronle y herpes propináronle; y el Ladillón mordióle en donde la espalda su nombre perdió y ladillas allí le plantó.
Luego la leyenda todo aquello cambió.