jueves, 5 de mayo de 2016

PASTO DE LAS LLAMAS

Me vais a permitir que inaugure mi inclusión en este grupo no con una palabra al estilo del que es costumbre, si no con un término que se me antojó hace días erróneo y sobre el cual he tratado de aportar algo de luz al respecto.
Habitualmente recurrimos a esta frase para referirnos al fuego, y en ocasiones se bromea sustituyendo este elemento por el camélido andino. Pues va a resultar que la broma no es tal, si no el auténtico significado, pero al llegar esta expresión a España, y al no existir aquí tal especie animal, la hemos adjudicado al fuego.
Concretamente el párrafo donde el cronista de Indias José de Acosta (1540-1600) menciona por primera vez "fue pasto de las llamas" en su "Predicación del Evangelio en las Indias" (disponible en Google Books), en su capítulo XVI dice así: "Pongo por ejemplo que un año por los malos temporales no ha cogido el labrador sino escasos frutos o de mala calidad; o tal vez enfermo, o su choza fue pasto de las llamas, o unas pocas ovejas que tenía les dio sarna y murieron."
Dicha choza estaría construida, evidentemente, con paja, y al no haber tenido el labrador (indio o misionero) cosecha con la que alimentar a su rebaño, debió ser devorada por los camélidos. No tiene sentido aquí atribuir el daño al fuego. El libro fue escrito en Lima en 1577.
A partir de aquí, en España, hemos venido utilizando esta expresión para todo aquello destruido por el fuego. No es que esté mal, metafórica y poéticamente hablando, pero el origen es otro.