Habitualmente recurrimos a esta frase para referirnos al fuego, y en ocasiones se bromea sustituyendo este elemento por el camélido andino. Pues va a resultar que la broma no es tal, si no el auténtico significado, pero al llegar esta expresión a España, y al no existir aquí tal especie animal, la hemos adjudicado al fuego.
Concretamente el párrafo donde el cronista de Indias José de Acosta
(1540-1600) menciona por primera vez "fue pasto de las llamas" en su
"Predicación del Evangelio en las Indias" (disponible en Google Books),
en su capítulo XVI dice así: "Pongo por ejemplo que un año por los malos
temporales no ha cogido el labrador sino escasos frutos o de mala
calidad; o tal vez enfermo, o su choza fue pasto de las llamas, o unas
pocas ovejas que tenía les dio sarna y murieron."
Dicha choza estaría construida, evidentemente, con paja, y al no haber tenido el labrador (indio o misionero) cosecha con la que alimentar a su rebaño, debió ser devorada por los camélidos. No tiene sentido aquí atribuir el daño al fuego. El libro fue escrito en Lima en 1577.
A partir de aquí, en España, hemos venido utilizando esta expresión para todo aquello destruido por el fuego. No es que esté mal, metafórica y poéticamente hablando, pero el origen es otro.
Dicha choza estaría construida, evidentemente, con paja, y al no haber tenido el labrador (indio o misionero) cosecha con la que alimentar a su rebaño, debió ser devorada por los camélidos. No tiene sentido aquí atribuir el daño al fuego. El libro fue escrito en Lima en 1577.
A partir de aquí, en España, hemos venido utilizando esta expresión para todo aquello destruido por el fuego. No es que esté mal, metafórica y poéticamente hablando, pero el origen es otro.